«La audición infantil no es un juguete»
¿Por qué es tan importante la correcta audición en los primeros años de vida?
¿Qué implicaciones tiene la deprivación auditiva, el retraso del diagnóstico y de la intervención precoz?
La audición es un sentido que está activo ya en el vientre materno. Nos conecta con el entorno, esencial en el apego materno-filial, en la adquisición del lenguaje oral y estructura nuestro pensamiento condicionando el aprendizaje, incluida la lecto-escritura.
En la siguiente tabla, vemos como un niño de tan solo dos años, ya es capaz de comprender hasta 300 palabras, con un crecimiento exponencial a partir de esa edad, veamos:
PALABRAS COMPRENDIDAS POR EDAD (Gard, Gilman & Gorman. 1980) | |
EDAD | PALABRAS |
2 | 300 |
2,5 | 500 |
3 | 900 |
4 | 1500 a 2000 |
5 | 2500 a 2800 |
6 | 13000 |
7 | 20000 a 26000 |
Como se muestra en la tabla, a los 2 años, los niños comprenden unas 300 palabras aproximadamente, pero en tan solo medio año comprenden casi el doble, unas 500; esto se debe a que durante los dos primeros años están escuchando todo el tiempo para poder construir la base del lenguaje.
A los tres años, comprenden el triple de palabras, unas 900. A los cuatro años comprenden de 1500 a 2000 palabras, y se puede decir que a esa edad el 90% de su habla es inteligible.
Estos primeros cuatro años son los que llamamos aprender a escuchar.
A los 5 años el niño comprende de 2500 a 2800 palabras. A los 6 años se desarrolla la lectura y hay un salto grande, llegando a comprender unas 13.000 palabras. Y ya a partir de aquí, cuando llegan a los 7 años, aprenden 17 palabras diarias, llegando a comprender de 20000 a 26000 palabras, en este punto, cuando un niño no comprende una palabra, le preguntan a un adulto e inmediatamente la aplican en un contexto correcto.
Cuando nos encontramos con niños con pérdida auditiva, debemos actuar lo más rápido posible, para que pueda escuchar en las mejores condiciones el máximo de palabras, creando ese andamiaje durante los primeros años de vida.
No basta con ponerle audífonos, tenemos que reeducar ese oído, esa escucha activa; tenemos que enseñarle a percibir las diferencias acústicas, necesitando que las personas que se encuentran alrededor del niño, padres, familiares, cuidadores, trabajen día a día con ellos, de la mano de los demás profesionales, para que se cumplan todas las expectativas que tengamos con ese niño.
12 horas al día despierto y escuchando |
12 horas x 7 días a la semana = 84 horas |
84 horas por semana x 4 semanas de un mes = 336 horas |
336 horas en un mes x 12 meses en un año = 4032 horas |
Al hilo de la siguiente relación, nos encontramos que un niño en edad preescolar con audición normal, está despierto alrededor de 12 horas al día, por lo que se espera que durante esas 12 horas esté inmerso en el lenguaje.
Cuando se trata de un niño con pérdida auditiva, el objetivo es que haga las mismas horas que un niño normoyente, de manera que al final del año consiga hacer las 4032 horas de lenguaje.
Para que esto sea así, con la hora a la semana que va a terapia no es suficiente, la estimulación debe realizarse en un ambiente natural; son los padres los que deben aprender las estrategias para poder llevarlas a cabo. De esta forma, las 83 horas que transcurren a la semana fuera de la sesión, los padres serán los que lleven a cabo el papel de terapeutas, haciendo que su hijo esté inmerso en el lenguaje, hablándoles todo el tiempo acerca de lo que sucede y, sobretodo, transmitiéndoles esa cercanía afectiva que caracteriza la relación entre padres e hijos.
Cuando alguno de los principales eslabones de la cadena se rompe, ya sea una detección tardía, una rehabilitación auditiva deficiente o un diagnóstico incompleto; nos encontramos con unos niños que no se desarollan al nivel de sus iguales y por lo tanto, no tienen las mismas oportunidades que el resto, y ese es el verdadero impacto de la pérdida auditiva. Hoy en día, los medios técnicos y tecnológicos nos permiten atajar todas estas coyunturas, sin embargo, aun queda mucho trabajo por hacer tanto en concienciación social como en profesionales afines.
Que las personas con problemas de audición, niños y adultos, tengan igualdad de oportunidades y que sus dificultades auditivas sean «menos problema» es nuestra razón de ser.