Charlamos con el Especialista… sobre Acúfenos
El Tinnitus (también conocido como acúfeno) es la percepción consciente y continua de un pitido en nuestros oídos, en uno, en los dos, o de manera central; lo suficientemente elevado como para generar problemas de diversa índole. Desde dificultades para la concentración a ansiedad, estrés o incluso depresión y alteraciones del sueño. El tinnitus es un síntoma. Partiendo de esta base, el trabajo del Especialista debe centrarse en localizar, cuantificar y categorizar la alteración con el fin de la búsqueda del tratamiento más adecuado, porque, efectivamente, los acúfenos pueden tratarse.
En la actualidad, la atención al paciente afectado de tinnitus, se ha convertido en un elemento diferencial entre profesionales que se dedican a la audiología en toda o alguna de sus partes. Si uno se pone a buscar, puede encontrar multitud de tratamientos, desde la sorprendente infiltración de «Factores de Crecimiento», a Terapias Zen, Acupuntura, Terapias Láser, tratamientos odontológicos, de fisioterapia, osteopatía, vitaminas, antidepresivos, enmascaradores… Algunos de estos tratamientos son paliativos, otros con pobre o nula base científica que resultan totalmente ineficaces… ante la desesperación y la necesidad de soluciones de unos pacientes tan afectados por este problema que no les importa hacer cualquier esfuerzo económico con tal de oír lo que necesitan oír.
Actualmente, solo la Terapia de Reentrenamiento del Tinnitus (TRT) desarrollada por Jastreboff y basada a un –modelo de re-condicionamiento neurofisiológico- posee esa base científica necesaria, con la suficiente validez y fiabilidad que precisa el tratamiento de estas alteraciones, y su éxito depende de la cualificación del profesional que lo aplique y de su correcta aplicación; ya que no es válido para todos los casos. El paciente y su cuadro clínico deben reunir una serie de características que lo conviertan en un posible candidato; porque además, nada de ello sirve sin un buen y correcto diagnóstico que permita establecer la causa y la localización de ese acúfeno molesto.
Tras años de dedicación a la atención al paciente afectado de tinnitus, hemos encontrado una gran variabilidad de casos y causas, desde acúfenos secundarios a alteraciones autoinmunes, desmielinizaciones, tumores, traumatismos acústicos, desajuste a nivel de neurotransmisores, alteraciones vasculares, metabólicas, (diabetes, colesterol…), hasta la enfermedad de Menière en sus estadíos iniciales. Pese a la enorme variabilidad entre casos, todos ellos estaban unidos por un factor común, -el acúfeno era un problema y no habían hallado respuestas-, o al menos, respuestas o soluciones con cierto grado de éxito más allá del “aprende a vivir con ello”, “No se puede saber por qué lo tienes”, “esto es para toda la vida”, y las más variopintas y desafortunadas respuestas, empeorando más si cabe el estado clínico del paciente. Porque entre tu y yo, convivir con un ruido constante, pensar que es para siempre y «no tener» solución desajusta a cualquiera.
Cuando el acúfeno acompaña a una hipoacusia, obtener resultados positivos es medianamente “rápido y sencillo”, pues en muchas ocasiones, volver a habilitar de manera adecuada la audición, sobre todo cuando hablamos de alteraciones endococleares, suprime la percepción del acúfeno en más de un 80% del tiempo habitual, que a su vez, al disminuir y disociar la atención antes focalizada, permite una disminución progresiva de la sensación de intensidad, generando un importante bienestar en los pacientes. No, no estoy frivolizando, esto Sí es posible, pero si el profesional lo tiene claro, pues si no es así el remedio puede ser peor que la enfermedad. Tampoco ocurre en todos los casos, no podemos (ni debemos) generalizar; los tratamientos suelen ser tan variables como variabilidad hay entre sujetos, y en gran parte de los casos, los tratamientos de tipo combinado son los de mayor garantía de resultados.
“Los tratamientos han de ser siempre absolutamente individualizados”.
El mayor reto para el otólogo es cuando la audición en términos cuantitativos es normal. Sin embargo, incluso en estos casos, el profundo análisis de la función auditiva, nos ha permitido localizar la alteración, diagnosticar de manera precoz, poner medidas para evitar que vaya a más, un tratamiento en caso de ser necesario, pero sobre todo y no menos importante, explicárselo al paciente y que entienda qué le ocurre.
Sin duda, no hubiéramos podido ayudar a tantas personas a lo largo de estos años si no fuera por varios motivos fundamentales, en primer lugar por el trabajo conjunto entre el ORL y el audiólogo basado en la evidencia científica, en segundo, el Equipamiento de Diagnóstico junto con el tiempo y la dedicación que nos permite profundizar en la búsqueda, localización, y análisis de los acúfenos, en tercer lugar, la colaboración y las ganas de mejorar de los afectados, pero sobre todo, y lo que es más importante, por tratar a los pacientes con empatía y como nos gustaría que nos tratasen a nosotros.
Porque no existen las recetas mágicas.
Nuestros pacientes son nuestros mejores embajadores. Gracias María José por tu generosidad y por ayudar tantas personas.